Maldición

¡oh! silencio que en mi alma
pegas gritos,
que en las noches
me despiertas ipso facto
y me hieres
una célula perdida.

¡oh! mañanas
con luces tan oscuras
y gritos que hacen mudos
con golpes al espacio.

¡Oh! ingrata humanidad
que empuñas el puñal
de la traición
llenando tu vida
de años sin amor.

¡oh! dinero que te pudres
en cajones
mientras el niño llora
sin tener el alimento
que las neuronas forman
para dar el gran ejemplo.


¡oh! malditos los que arrancan
al que ayuda
para entrar más al pueblo
en el averno
y dejar solo al que llora
y en desamparo,
al niño y viejo
que el gobierno abandona.


REGINA B. DE LISKA