Poema a la madre

Eres triángulo y a la vez un trino
dentro de tu vientre formaste
el mundo que a mí me corresponde.

¿Eres buena o eres mala?
No lo sé, sólo vengo a decirte
madre del alma, que hoy mi vida
se llena de esperanzas.

Que tu fruto soy de flor y espinas
y a mi cuerpo llegó la materia
de mi padre aquí en la tierra.

Tantas veces te he visto llorar
por mis problemas.
Y tu dulce aliento encontré en mis penas.

De tus caricias y regaños
encuentro siempre un dulce tema
y al caer siento tu mano cariñosa
levantar mi ánimo
así sea con tu mirada acusadora
pero llena de amor y dulce encanto.

Formaste un mundo simbiótico
y en ese ritual trajiste alegrías
y tristezas a mi ser, llenándolo
de aroma y gratitud al saberte eterna.

Cómo te amo MADRE MIA.
Cómo te amo y he de decirlo cada día.
Porque aun con tu materia desvanecida
sigo tus pasos y alimento al mundo.

Soy parte de tu trino.
Soy TU ¡oh! Madre mía,
Soy ese hombre que en ti abonó
la tierra mía.
Y soy YO que sin los dos, no existiría.

No se puede pensar en madres muertas
si yo vivo, mi madre sigue viva
y si muero, ella queda protegida.

Eres madre, el rocío que alimenta mis mañanas.
Ese manto que me cubre cada noche.
Eres alimento y eres fuerza jadeante
que como suave brisa me acaricia
y para defenderme, como violento huracán te tornas.


Santafé de Bogotá, D.C, 11 de mayo de 1997

REGINA B. DE LISKA