Cuando el año agoniza y el tiempo se escurre suavemente, todo aman y abrazan a su gente. Todos quieren celebrar y de sus ojos la lluvia ven brotar. Todos sueñan viendo el nuevo hijo con alas volando y a las estrellas, se ven remontando. Su imaginación vibra con esperanzas de buena voluntad y deseos de progresar. Cada ser como una flor abre el corazón penetrando en las profundidades de su yo. El ardor de su pasado lo vuelve humilde cual hierba saliendo en el desierto. Es profundo saber qué lleva el año.. Es igual que un ser en su decanso y es tan fuerte, que la luz del sol se opacaría. Es volcán en erupción su sabiduría. Es la mente de toda la tierra que muere para dar cabida a una nueva figura 1998. REGINA LISKA |